El Ashtanga Vinyasa Yoga, una técnica poderosa Introducción: Dentro de las variadas técnicas que el Yoga posee, hay una muy singular que en los últimos años está siendo adoptada por una creciente mayoría de practicantes en todo el mundo. En la Argentina este fenómeno se repite; desde la apertura del Centro de Ashtanga Vinyasa Yoga en Marzo de 2002, el número de practicantes interesados en esta nueva técnica es cada vez mayor. Nos estamos refiriendo al Ashtanga Vinyasa, técnica originaria del sur de la India, -aunque se llame Ashtanga, nada tiene que ver, al menos en la superficie, con el Yoga Clásico o Ashtanga Yoga de Patanjali. Redescubierto por Sri T. Krisnamacharya en los años 30, fue mantenido aparte de las grandes corrientes del Yoga que desembarcaron en Occidente entre los años ’20 y ‘70. Recién en 1975 fue introducido por primera vez en San Francisco. Desde entonces muchos actores y gente famosa lo han adoptado como una práctica personal. Podemos mencionar a Madonna y Sting, que han impulsado, a través de su gran popularidad, al Ashtanga Vinyasa, transformándose éste en una moda de carácter mundial. Toda moda tiene sin embargo un aspecto positivo, que es la divulgación. Y muchas personas, luego de experimentar este sistema, se sienten atraídas de manera genuina hacia él. Para nosotros, moda o no, es un sistema preciso y eficaz. El propósito de la siguiente serie de artículos es el de ir clarificando y ampliando diferentes aspectos de esta notable práctica. Un sistema de meditación Al Ashtanga Vinyasa se lo conoce también como sistema de respiración en movimiento. Aunque sin duda lo que mejor podría definirlo es: un sistema de meditación en movimiento Por sus específicas características, o sea la combinación de la respiración ujjai, dristis y bandas, más el trabajo postural / secuencial, el efecto durante y después de la práctica es muy particular; y puede identificárselo con algún tipo de meditación. Generalmente se cree que la quietud es una característica distintiva de la meditación. El Ashtanga Vinyasa amplía esa afirmación y demuestra cuán poderosa puede ser una técnica en donde además se agregue trabajo con asana. Este estado de meditación no hay que buscarlo; simplemente sobreviene de manera espontánea. Ocurre. El cuerpo adquiere la levedad de una pluma, la atención es absorbida por la respiración; no hay interferencias. Por otro lado, el término “vinyasa” significa secuencia, progresión de un estado al otro de manera gradual. Sugiere una acción progresiva y paulatina. Es una aproximación diferente al trabajo postural. Las posturas conforman una serie, dentro la cual se encuentran como los eslabones de una cadena. El elemento aglutinante es la respiración; ninguna postura tiene más o menos importancia que la otra, ya que el “producto” es la serie. Podríamos agregar que la serie tiene características de algo orgánico. Hay seis series, conocidas como: primera, segunda, avanzada A, B, C y D. Cada una tiene un desarrollo preciso, y no puede ser practicada antes de haber terminado la anterior. Cabe recordar que para terminar la primera serie se requieren, siempre según un promedio general, 4 a 7 años de practica constante. Contrariamente a lo que parece de afuera, el Ashtanga Vinyasa no es una colección de posturas hechas de manera más o menos acrobáticas. Es un sistema muy contundente y dinámico con el cual podemos explorar otras capas de la conciencia. O al menos atender a otros estados de conciencia. Confundirlo con una secuencia postural sería un error. No se apreciaría así lo subyacente, lo que no se ve, pero que es mucho más activo que cualquier forma adoptada exteriormente. Nos referimos al trabajo interno. La estructura. Hemos mencionado antes la característica principal que es el dinamismo. Eso es lo que lo hace atractivo, precisamente. Pero veamos los tres pilares sobre los que la serie se asienta: 1. la respiración ujjai. Este es un tipo de respiración
especial, conocida por todo el que practica yoga. Relaja la mente y el
cuerpo, produce calor interno y crea un soporte para la atención.
Mantiene el prana circulando por todo el cuerpo. ¿Cómo se logra la dinámica tan característica? Respetando la secuencia (vinyasa) . Para cada postura hay un cierto número de movimientos que se hacen para entrar a ella y para salir de ella. Digamos entonces que los tres pilares antes mencionados combinados en la secuencia correcta y a su vez la secuencia correcta combinada con el trabajo con asana constituyen el total de la práctica. La serie debe verse como un todo, un conjunto, un entramado en donde ninguno de estos aspectos puede estar ausente. De estarlo se corre el riesgo de transformar la práctica en un mero ejercicio físico, categoría que no le pertenece en absoluto.
Todo tipo de persona es aceptada por este sistema. No hay requisitos previos. Hay que ser paciente y constante. El cuerpo no puede amoldarse de un día para el otro. Para estudiar medicina hacen falta de 6 a 7 años, y a veces incluso más, de considerable estudio y práctica. Dominar un instrumento musical requiere también mucho tiempo de práctica y ejercitación. Con el Ashtanga Vinyasa Yoga ocurre algo similar. El cuerpo y todos los sistemas que él encierra responderán, pero en otro tiempo a los que nuestra mente y ego pretenden. La mejor sugerencia para comenzar con una práctica estable es pensar en ciclos amplios, de 7 a 10 años. Nada de meses. Años. Eso va a generar tranquilidad y relax, al saber que lo que tenemos delante es algo que podremos desarrollar con cierta maestría solo después de algunos años, en vez de el mes próximo. En esta época de progresos y logros inmediatos, pedir eso es ir a contracorriente. Se quiere todo ahora, listo, terminado y pronto. No obstante todo aprendiz debería tener presente este punto fundamental. Nada que sea rápido es digno de ser tomado con seriedad. Los caminos instantáneos, las iluminaciones en un fin de semana, deberían ser vistos como un espectáculo de deformidades en un circo antiguo. La evolución requiere mucho esfuerzo y desapego de cualquier resultado. Para ello , lo único que nos permite llevar adelante esta tarea, aparentemente larga y esforzada, es poder disfrutarla. Asociar al Ashtanga Vinyasa con “disfrutar” parece algo fuera de contexto. Pero es totalmente posible. Si nos olvidamos de “metas” y “objetivos”. Solo practicar y encontrarse día a día con lo que hay, sin expectativas y sin creencias impuestas. Vacíos y receptivos. Ricardo Filomena* *Director del Centro de Ashtanga Vinyasa Yoga de Buenos Aires |